lunes, 24 de septiembre de 2012

LO QUE EL TIEMPO ME ENSEÑÓ.

El tiempo me enseñó que con los años, 
se aprende menos de lo que se ignora. 
El tiempo, que es un viejo traicionero, 
te enseña cuando ya llegó la hora. 
El tiempo me enseñó como se pudo 
en la universidad arrabalera. 
Con la verdad prendida en una esquina, 
igual que un farolito en la vereda...



El tiempo me enseñó que los amigos 
se cuentan con los dedos de una mano. 
Por eso debe ser que no los cuento, 
para pensar que tengo mil hermanos. 
El tiempo me enseñó que los traidores 
se sientan en la mesa a tu costado. 
Y el hombre que te da la puñalada, 
comparte el pan con esas mismas manos. 

 

Porque no tengo nada que me sobre 
por eso es que yo digo que soy rico. 
Porque prefiero ser un tipo pobre 
a ser alguna vez, un pobre tipo. 
El tiempo me enseñó que las banderas, 
son palos con jirones que flamean 
y el mapa es un papel que se reparten 
los reyes mientras los hombres pelean. 

El tiempo me enseñó que la miseria 
es culpa de los hombres miserables; 
que la justicia tarda y nunca llega 
pero es la pesadilla del culpable. 
El tiempo me enseñó que la memoria 
no es menos poderosa que el olvido; 
es solo que el poder de la victoria 
se encarga de olvidar a los vencidos. 

El tiempo me enseñó que los valientes 
escribirán la historia con su sangre, 
pero la historia escrita de los libros 
se escribe con la pluma del cobarde. 
El tiempo me enseñó que desconfiara 
de lo que el tiempo mismo me ha enseñado. 
Por eso a veces tengo la esperanza 
que el tiempo pueda estar equivocado.

                                                                   TABARÉ CARDOZO

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