“Yo tenía miedo a la oscuridad, hasta que las noches se hicieron largas y sin luz/ Yo no resistía el frío fácilmente, hasta que aprendí a subsistir en ese estado/ Yo le tenía miedo a los muertos, hasta que tuve que dormir en el cementerio/ Yo sentía rechazo por los rosarinos y por los porteños, hasta que me dieron abrigo y alimento.
“Yo sentía rechazo por los judíos, hasta que le dieron medicamentos a mis hijos/ Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo, hasta que se lo di a un niño con hipotermia / Yo elegía cuidadosamente mi comida, hasta que tuve hambre/ Yo desconfiaba de la tez cobriza, hasta que un brazo fuerte me sacó del agua.
“Yo creía haber visto muchas cosas, hasta que vi a mi pueblo deambulando sin rumbo por las calles/Yo no quería al perro de mi vecino, hasta que aquella noche lo sentí llorar hasta ahogarse.
“Yo no me acordaba de los ancianos, hasta que tuve que participar en los rescates/ Yo no sabía cocinar, hasta que tuve frente a mí una olla con arroz y niños con hambre/ Yo creía que mi casa era más importante que las otras, hasta que todas quedaron cubiertas por las aguas.
“Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido, hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.
“Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes, hasta que de a cientos me tendieron sus manos solidarias/ Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años. Pero ahora ya no tanto.
“Yo no recordaba el nombre de todas las provincias, pero ahora las tengo a todas en mi corazón.
“Yo no tenía buena memoria. Tal vez por eso ahora no recuerde a todos, pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos/ Yo no te conocía, ahora eres mi hermano/Teníamos un río, ahora somos parte de él.
“Es la mañana. Ya salió el sol y no hace tanto frío. Gracias a Dios/ Vamos a empezar de nuevo.”
(Jorgito)
No hay comentarios:
Publicar un comentario